Danza Vivencial

¿Cómo nace?

De querer compartir todo tipo de experiencias que -de un modo u otro- a uno mismo le han hecho bien, le han hecho irse conociendo, retándose, creciendo y transformándose, pudiéndose expresar de un modo más amplio, gozando al descubrir en cuerpo y alma, desvelando capas de la propia identidad, reconociéndose en sí, en el otro, en lo otro… en el permiso de la verdadera naturaleza… para dejarse Ser. Fue la trayectoria (desde una investigación personal propia) lo que generó desarrollar un método abierto (multidireccional y al mismo tiempo aglutinador) que pudiera integrar un camino lo más completo posible para la Danza que es Vivir (sensitiva, mental y afectivamente) en conciencia, libertad y estado de Arte.

La danza escénica (desarrollada profesionalmente como espectáculo) es una actividad relativamente reciente. La Danza Vivencial bucea más lejos, al encuentro con la danza primordial, que es inherente a todo ser humano, a cada hombre y mujer (cualquiera que sea su edad, condición o dedicación) a través de su única, íntima e incomparable vivencia. La danza, como expresión espontánea de comunicación de las necesidades y de las emociones primarias, existe desde los orígenes más primitivos del ser humano (tanto profano como acto sagrado). Puesto que Vivir no es una obra que mostrar sino un presente que sentir, el Arte está en aprender a danzar mano a mano en satisfactorio contacto con uno mismo… de este modo la auténtica riqueza del viaje no es el resultado momentáneo de la obra de un artista frente a un público, sino la vivencia profunda del proceso.

El objetivo nuclear es el desarrollo del Artista Interior que late en cada persona.

¿A quién va dirigido?

Resulta aplicable tanto a profesionales y estudiantes de las disciplinas de la Danza, el Teatro o la Música, como a cualquier educador del mundo de la Expresión y, por encima de cualquier especialización, es una vía abierta a todo explorador implicado en el arte de su crecimiento interior.

Ante el espejo de nuestra propia danza disponemos de la posibilidad de re-conocernos, completarnos y expandirnos… ¡Todo Danza! y a través de esta danza perpetua tenemos conocimiento del mundo, de nuestra presencia en él y conciencia de nuestra participación en el movimiento del universo.

¿En qué consiste?

Método integrativo basado en la Sinergia de las diversas Artes junto a la intervención de técnicas Psico-corporales. Amparado en la Terapia Gestalt, Corporal e Integrativa, fusiona los principios del Arte-terapia junto a bases de las diferentes disciplinas de Danza (desde danzas tribales y rituales, tocando principios de la académica y la contemporánea, hasta la exploración en el Contact-Improvisation, la Danza Butoh, Trance o el Movimiento Espontáneo…), Música Orgánica, Tacto Consciente, Meditación en Movimiento y Quietud, Conciencia Senso-perceptiva, técnicas de Visualización, Masaje-Danza, Chi-kung o Teatro Sensorial… diversificándose en forma de Laboratorios dinámicos con temáticas enfocadas hacia el auto-descubrimiento personal con un enfoque social.

¿Cuáles son sus pilares fundamentales?

Afectividad, Experiencia, Inteligencia, tolerancia a la diversidad… Re-sensibilización en el encuentro con un movimiento propio, único y espontáneo y en el grupo como pertenencia a lo plural. Recobrar el sentido de lo esencial en la identidad, así como retornar al origen, regresar al Uno.

utilización de recursos ofrecidos por diversas técnicas cara a un trabajo globalizador, tanto para la faceta artística como vía para el autoconocimiento.

Entrenamientos guiados para una mayor conciencia anatómica, el acercamiento a nuestras potencialidades, un mejor riego circulatorio y el desbloqueo y equilibrio de nuestros centros energéticos… partiendo de una escucha individualizada de las particularidades de cada organismo y siempre desde el respeto de hasta dónde y cómo cada quien puede y desea llegar físicamente. Junto a los calentamientos de danza, participación de ancestrales disciplinas de Oriente y Occidente (como el Tai-Chi, Chi-Kung, Yoga, Taoísmo o Chamanismo) haciendo especial hincapié en la respiración, motor impulsor del movimiento y eje inexcusable de nuestro existir.

Lejos de reglas, patrones o dibujos coreográficos impuestos por un sólo creador, lo que se busca es el desarrollo espontáneo de la creatividad de cada participante. Desde la libre imaginación emergen los actos creativos, generalmente efímeros y a menudo de una belleza y veracidad exultantes, fundamentalmente por lo que tienen de auténticos, de espontánea actitud. Y de la fantasía individual a la cooperación colectiva, ampliando los horizontes de la improvisación, crear infinitas posibilidades de coreografía /sinfonía grupal, donde la danza nos emerge genuina y nos pertenece

vinculados a la Danza (en sí misma gesto y teatro). El cuerpo es el escenario y el protagonista de la realidad que opera. Los ejercicios poéticos junto al apoyo de la música (a menudo interpretada por músicos profesionales en vivo en consonancia con lo que está transcurriendo) colaboran en una conexión más profunda con la reapropiación del espectro psíquico, el acceso a los territorios del inconsciente y la exteriorización del ámbito emocional. La voz es también cuerpo, vehículo sonoro de contacto entre nuestra vibración interior y la percepción externa.

es una de nuestras más ricas dotes. El teatro sensorial abre muchas puertas de acceso al ser a menudo entornadas… ¡Bailar con todos los sentidos! reconociendo en lo que nos informan tanto como en lo que nos confunden.

Muchas de las actividades se desarrollan en espacios naturales… tornando a nuestro hábitat original es recuperar la mayor fuente de inspiración y reconexión. Y es en el círculo (perfecta representación del ciclo de la Vida) donde poderse descubrir y reflejar, reconocerse y desplegarse, apoyar, ser atendidos y al mismo tiempo atender y servir de apoyo.

Contentarse con la mera vivencia de la experiencia resultaría un método incompleto, pues no derivaría en una Integración a la vida cotidiana. La intervención del análisis desde el enfoque de la Gestalt, colabora en un “darse cuenta” más íntegro en cuanto a quiénes y cómo vamos siendo “aquí y ahora”, facilitando un autoconocimiento más hondo en el que poder aceptarse, escoger y transformarse. Además la implicación de ejercicios bioenergéticos favorece el flujo de energía sutil de nuestro organismo en el camino de la terapia integrativa.

La danza (vivida junto al canto como un acto orgánico) en un ambiente protegido en confianza y abierta comunicación, sin otro tipo de expectativas ni proyección que la de disfrutarla a través de nuestro cuerpo, ya es una práctica sanadora en sí misma. La exigencia de acción conviene equilibrarse con la de la relajación. La Danza Vivencial desarrolla para este fin diversos métodos de masaje (danzado, sensitivo, adrenalínico, endorfinógeno…) mermando posibles violencias que generan ciertas parcelas del encuentro inter-personal, vivido como un acto de plena conciencia, desde el sosiego, el permiso al placer y el ejercicio de la mutua presencia.

La danza como un acto sagrado es sin duda un gran vehículo meditativo desde la entrega a algo mayor y sin circunscripción a ninguna doctrina espiritual instaurada. Bailar en el cuerpo sería meramente gimnástico si no integráramos los territorios del alma.

La Danza Vivencial resulta ser un movimiento integrador donde encontrarnos con nosotros mismos y con los demás recorriendo al mismo tiempo un sendero lúdico y profundo, donde no hay más límites que aquellos que podamos y queramos permitirnos, compartiendo siempre desde el respeto y con una finalidad bien concreta e inherente a nuestro “ser humanos”: ¡VIVIR!