Eva Mendoza
Aquellos años en la facultad de veterinaria alimentaron mi espíritu científico. Disciplinas como anatomía, fisiología, bioquímica, me apasionaron y ayudaron a entender parte del misterio de la vida.
En esos mismos años la misma curiosidad a nivel personal… ganas de romper automatismos. Cambios en la alimentación, descubro el vegetarianismo, aparece el yoga, comienzo a estudiar shiat-shu…Nutrición, fitoterapia, iridología, agricultura biodinámica, quiromasaje, un completísimo ciclo formativo paralelo al de la universidad y con el que pretendía atender de «otra forma » a los bichos. No imaginaba que de la noche a la mañana toda mi atención, dedicación, esmero y prioridad iba a dirigirse hacia un sólo tipo de mamíferas: las humanas . Es muy lago de contar pero sólo os diré que la magia de la vida obró. Carmina Carballo me dijo que no tenía cara de veterinaria, me dio un teléfono y llamé Carmen Pascual, me respondió y desde aquel mismo día hasta hoy ya van más de 30 años, me dedico a acompañar a mujeres en lo que les puedo cuidar, en especial durante sus pregestaciones, preñez, parto, puerperio, crianza y a sus BEBES… a los papás y a las familias.
Aquellos años con Carmen y Pablo Saz fueron muy fecundos, partos domiciliarios, dinámicas de pre y postparto… Fundamos «Vía Láctea» (asociación de apoyo a mamas lactantes) y «Nacer en Casa» (asociación de profesionales que atienden parto domiciliario). Fueron 5 años apasionantes viviendo los mejores momentos de mucha gente.
Llegaron mis hijos, la teoría se hizo realidad, vivencia propia, todo cambia… Han sido y siguen siendo maestros sinceros para mí.
Fundo Aldama y 18 años después La Madriguera. Siempre espacios donde las familias se encuentran, cuidan, informan y sobre todo amortiguan el impacto de la maternidad-paternidad. Los hijos crecen y vuelven ciclos formativos por puro interés y disfrute: gemoterapia, aromaterapia, danza… Tanta belleza impregna mi día a día y se vuelca en lo profesional inevitablemente, mis cuidados se vuelven más sensoriales: aromas sonidos colores penumbras sabores y tactos sorprendentes desfilan entre movimiento y trabajo informativo. Fue como descubrir una nueva metodología de trabajo delante de mis narices . El resultado inmediato desde las primeras experiencias fue ALEGRÍA. Los científicos de última generación afirman que la alegría reestablece potencia y afianza la SALUD. Justo en ese momento me reencuentro con Víctor Orive, qué placer, comienzo a colaborar en sus talleres de «La aventura de los sentidos». En estos 10 años me ha estimulado la creatividad y versatilidad de tal forma y con tan buena intención que creo firmemente que he destilado goticas del alma.
Mi relación con el mundo piel es anterior a todo lo contado, es mi propia piel la que protesta cada vez que le aplico algo que no le gusta desde la adolescencia y, mi propia piel, la que ha dado el beneplácito a esta colección de cuidados que vamos a compartir. A lo largo de estos años he mirado tocado escuchado tantas y tantas pieles! La asustada piel de los bebés intentando adaptarse, sí o sí y rapidico, a un ecosistema aéreo cuando abandonan su mini océano gestor tan bruscamente. Las emocionadas pieles de las gestantes expandiéndose para hacer nido a la vida. Las pieles de los padres a veces nerviosas a veces irritadas… Tantas y tantas pieles sometidas a fármacos, a cirugía, pieles bailando danzas hormonales, pieles bajo la presión de la prisa. Pieles asfixiadas por la auto exigencia y la ambición. Casi siempre pieles maltratadas por rutinas de higiene que destruyen sus estrategias propias para mantenerse sana. Parabenos, parafinas, perfumes sintéticos, antitranspirantes… minan día a día nuestra salud. Si la piel pierde su equilibrio nuestro sistema inmune se deprime y nos atacan gérmenes de todo tipo, o se vuelve loco y aparecen alergias e intolerancias. Hidroquinona y mercurio… ¡Cómo es la vida! Iba andando al curro revisando históricamente los maltratos a la piel. ¡Estaba en las tradiciones de blanqueado y dicen en la radio que es el tratamiento de moda! Todos estos motivos me han invitado a buscar otros caminos para acompañar a la piel en su aventura vital, en el proceso adaptativo que ésta conlleva.