Mónica Dorta
Nací en Tenerife a finales de los 70, en una familia tradicional. Mi hermana pintaba y yo miraba en silencio, fascinada, sus dibujos, e iba al conservatorio porque mi madre me había apuntado. Era un sitio extraño lleno de teoría y donde, curiosamente, no recuerdo que hubiera música. Sólo teoría de la música. Pero a los 12 años me crucé con una obra de teatro y entré en el coro del conservatorio. Y entonces todo cambió. Estar sobre un escenario fue como una revelación y a partir de ahí la búsqueda de ese escenario fue una constante en mi vida. Esa búsqueda me llevó a pasar por varias compañías de teatro amateur, escolar y universitario, y a cantar con el coro en numerosas ocasiones a lo largo de toda mi adolescencia y juventud. Luego vino estudiar algo de canto lírico (sin demasiado éxito), y finalmente dejar Tenerife rumbo a Madrid y luego a Inglaterra. Entre tanto me licencié en Historia del Arte (porque había que licenciarse en algo!), y pude comenzar a perseguir mi pasión, mi sueño, a la tierna edad de 25 años. Estudié interpretación entre Inglaterra y Madrid, comencé mis primeros trabajos profesionales como actriz, por supuesto los combiné con otros trabajos alimenticios como dar clases de inglés, ser monitora-guía artística en museos, azafata de convenciones o camarera. Y luego, de forma inesperada, me propusieron dar clases de canto. Ahí comenzó otro camino. Durante los últimos ocho años ha sido una de mis principales actividades y una importante fuente de aprendizaje y realización. También en los últimos años he podido colaborar con múltiples músicos como vocalista de jazz, soul, r&b y estilos similares, desarrollando la faceta de cantante solista y descubriendo que los repertorios de música negra eran los que me hacían vibrar hasta la médula. Y ahora estoy a punto de comenzar una nueva aventura como emprendedora, abriendo un centro que tiene que ver con el crecimiento personal y el bienestar, donde espero que lo artístico contribuya a que las personas se conozcan, se expresen, se reconcilien, se encuentren. En cualquier caso, soy una buscadora y un ser en constante movimiento. Para bien y para mal.